miércoles, 23 de diciembre de 2009

SEMANA SANTA CASTREÑA (Jueves)

Como siempre se instala la cuaresma,
y el Domingo de Ramos brilla en Castro,
y la Semana Santa ya ha llegado,
como siempre la lluvia nos corteja.
Mirando hacia el sol o las estrellas,
rezando los que nunca habían rezado,
hoy el centro del pueblo está en mi barrio,
en las calles del Pozo y Casa Nuevas.
Y las nubes inquietan al castreño,
"ya veremos" se escucha por la calle,
"ya veremos si sale, ya veremos,
y todos preparados, nadie sabe.
Estas dudas emocionan a este pueblo,
empezaron las dudas, hoy es martes.

I

Es jueves, pero no un jueves cualquiera,
pues la Semana Santa para Castro,
para un pueblo curtido por el campo,
representa mas que una gran fiesta.

La noche de la Villa se apodera,
las campanas se adueñan de los patios,
los castreños esperan hace rato,
hay muchos que han llegado desde fuera;

y mientras se celebran los encuentros,
y las campanas siguen repicando,
los tambores esperan en silencio,
los romanos están ya preparados,
también multitud de Nazarenos,
y todos muy contentos esperando.


II

Es jueves, pero no un jueves cualquiera,
se han sacado los trajes del armario,
los vestidos están recien planchados,
y el momento esperado está muy cerca.

La Santa Vera-Cruz es la primera,
la Hermandad mas antigua que hay en Castro,
estandarte por todos recordado,
aparece poco a poco `por la puerta;

y un susurro pulula entre la gente,
las campanas su repicar arrecian,
la Santa Vera-Cruz está presente,
y todos los presentes la veneran;
los mayores y los adolescentes,
los niños pequeñitos y las nenas.


III

La Santa Vera-Cruz, como estandarte
de este Jueves Santos que vivimos,
prepara lentamente su camino,
que ha de seguir Jesús, Nuestro Padre;

Nuestro Padre Jesús, claro que sabe,
lo que todos sabemos que ha ocurrido,
El sabe que la cruz es su destino,
y no quiere luchar para salvarse.

Y sin embargo reza por nosotros,
los castreños notamos su oración,
que El no se salvó sabemos todos,
¿pero sabemos tal vez a quien salvó?.
Tras la Cruz se aleja presuroso,
orándole a su Padre, nuestro Dios.


IV

Asoma Nuestro Padre Jesús Preso,
no opone resistencia a los soldados,
porque sabe que son unos mandados,
y tambien lo sabemos los castreños.

!Los castreños¡, la misa no es lo nuestro,
y la Semana Santa, sin embargo,
ha logrado que el pueblo embelesado
sepa escuchar la copla del saetero.

Y aquí somos debotos especiales,
y Jesús apresado nos cautiva,
que unos rostros curtidos nos regalen
las lágrimas que muchos escondían,
y detrás de Jesús viene su Madre,
y todo Castro espera su salida.


V

María Santísima de los Dolores,
los castreños ya pueden ver su imagen,
detrás de un hijo siempre va una madre,
¿a una madre afligida quien responde?;

pero sigue a su hijo, ¿hacia donde?,
no lo quiere saber; pero en la calle
todo el pueblo que aplaude ya lo sabe,
porque ha visto la Cruz que va hacia el Monte.

Y el Llano de la Iglesia resplandece
cuando la Madre escucha una saeta,
y la mejilla de alguno se humedece
cuando acaba la copla, y se aleja
la imagen de la Virgen, lentamente,
pues sabe lo que Castro la venera.


VI

San Rafael se gira cuando pasa,
y hasta parece emocionado el Santo,
y cuando baja por la Cuesta Martos
agradece con un gesto la mirada.

Y el castillo reclina sus murallas,
la música se adueña del espacio,
pero la saeta surge entre las manos,
y el aplauso y la música se apagan.

Y continua hacia Jesús la procesión,
De los Rios por unas horas cierra;
la calle Ancha, dormido su explendor,
apenas esta noche se despierta;
pero sigue muy viva la ilusión
de todos los castreños y castreñas.

Arangu.

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