domingo, 30 de mayo de 2010

OTROS TESOROS

XIV
En recuerdo de mi amigo Paco Cano, que murió muy joven
de "Insomnio letal familiar", una enfermedad rara que te mata
de agotamiento. Se la detectaron, suele ser hereditaria, y a los
ocho meses moría.

Su voz murió muy pronto, demasiado;
sin embargo, su mirada decía,
con palabras mas claras todavía
que aquellas que salieron de sus labios,

todos los pensamientos delicados
que la voz pocas veces transmitía,
y Paco muy deprisa se moría,
y no llegó a cumplir cincuenta años.

La voz de su mirada no dormía.
Y hasta el último instante nos contaba
sus mas reservados sentimientos.
Y nunca se quejó. Y agradecía
con las pupilas ya casi agotadas,
o con sus torpes manos, cualquier gesto

XIII
Te pasas la vida acumulando bienes,
desprecias los que tienes a tu lado,
aquellos que al final son mas preciados,
y entonces ya muy pocos los ofrecen.
Pasas la vida enfadando a tu gente,
pues somos exigentes, demasiado,
algunos ya nos hemos olvidado,
los otros, van llegando, como siempre.
Y la vida muy poco necesita,
hay cosas que no las precisamos,
y no nos las llevamos nadie encima,
y todos aun seguimos peleando,
sabiendo que nos sobra la mochila,
hasta el último instante la llenamos.

XII
Dentro del mar te quisiera esconder
y serías mi tesoro para siempre,
dentro de un cofre de oro, reluciente,
en una ola que nadie pueda ver.
Y ninguno jamás podrá saber
donde guardo la llave, donde duermen
aquellos secretos que se tienen,
esas cosas que ansiamos retener.
Y dentro de esa ola impenetrable
guardaré con gran mimo unos momentos,
tal vez tan solo sea un instante;
pero es mío, y vive en mi recuerdo,
un momento especial, muy entrañable,
la llave la perdí, ya no la tengo.

XI
Las cinco de la tarde, es domingo,
y la plaza de toros en silencio,
el cartel de la puerta está muriendo,
hace tiempo que sigue siendo el mismo.
Los toros ya no cuidan los caminos,
las corridas de toros se prohibieron,
los amantes de la fiesta han de ir lejos
para escuchar esos oles tan taurinos.
De criar mas toros bravos dejaremos,
de fabricar capotes y monteras,
de admirar del caballo el bello quiebro,
de aplaudir de los maestros su destreza.
Son las cinco de la tarde, y en el ruedo
se confunden el silencio y la arena.

X
La sangre lentamente va fluyendo,
el oro cuatro duques lo controlan,
en los campos reluce la amapola,
los jaramagos se adueñan de los pueblos.
Va cambiando el pendón de aquellos tiempos,
la sangre ya no es tal, es otra cosa,
del oro se ha perdido hasta su aroma,
de ambos no queda ni el recuerdo.
El rojo, que era sangre hace unos años,
permanece abolido en toda España,
el gualda, los tesoros del pasado,
hace tiempo que nadie los extraña´
Hoy tenemos un rio de jaramagos,
dos mares de amapolas, rojo y gualda.

IX
España, tierra de paso de pueblos,
noble cuna de tantos elegidos,
donde las estrellas jamás pierden el brillo,
donde la luz nos llega desde el cielo.
España, la España de Quevedo,
tambien la España de Carrillo,
de los pepes, los pacos, los camilos,
se aparta lentamente del sendero.
Hace años que yace anestesiada,
la sangre de su gente helada está,
pobre pueblo sin metas, pobre España,
que aunque herida no puede ya sangrar,
pues sus venas se encuentran congeladas.
Seguro que algún día despertará.

VIII
(Recordando a Miguel Hernandez)

Y aunque siempre tu verbo me cautiva,
a veces se me pierde tu intención,
y preciso releer cada renglón,
y aun así no resuelvo la deriva.
Muy tarde Don Miguel te descubría,
me apena todo el tiempo que voló
sin ver lo que tu pluma dibujó,
sin saber que tu vida era la mía.
Y seguiré buscando entre tus versos
todos aquellos que escribiré mañana,
y seguiré usándote de espejo,
y seguiré leyendo lo que callas,
intentando llegar hasta tu cielo,
procurando pulir cada palabra.
***
Te descubrí muy tarde Don Miguel,
y en el lecho de tus letras me veía,
las cabras en olivos convertidas
cada vez que en tu espejo me miré.
Habia escuchado tu nombre alguna vez,
sin embargo, al leer tu biografía,
en los primeros años de la vida,
no sabría decir quien era quien.
Mis versos no penetran cual los tuyos,
y mis carnes no soportan tus heridas,
tu serás desde ahora mi estandarte,
te elijo desde hoy mismo como guía.
Te descubrí muy tarde Don Miguel,
¡que suerte que al final te descubría!.

VII
Se que no soy viejo todavía;
sin embargo, las cenas abundantes
ya no las soporto igual que antes,
y de eso tan solo hace unos días.
También se que hay mas cosas en la vida,
si alguna vez la vista me fallase,
el oido también puede deleitarme,
y tal vez el calor de una caricia.
Otros tesoros debo preparar
para cuando se agoten los que tengo;
se que no soy viejo, viejo el mar,
que es dueño de tesoros gigantescos;
y se que no soy viejo, soy quizás
diferente, distinto, nunca viejo.

VI
Ese árbol que hace tiempo pereció
porque no fué cuidado con cariño;
el pajáro que se quedó sin nido
porque algún ser humano lo pisó;
el banco que la gente abandonó
porque otro lo convirtió en añicos;
aquella fuente fresca, por descuido,
hace tiempo que a ninguno refrescó;
aquel árbol ya nunca aliviará
el sudor del cansado caminante;
el pájaro jamás le cantará
al que no se paró para ayudarle;
en el banco ya no se sentarán
y en la fuente no se detiene nadie.

V
De la palmera verde de mi parque,
nadie duda de cual es su color,
lo sabemos, ninguno sentenció
lo que se que el otro tambien sabe.
Lo que no puede ser es que se engañe,
que digas que no es verde, que es marrón,
tan solo porque alguno recordó
los colores que inundan nuestras calles.
Si tu vecino cuenta la verdad,
lo contrario seguro que es mentira;
no debemos mentir para negar
todo aquello que los demás afirman;
los políticos lo suelen practicar,
y en la calle se aprende muy deprisa.

IV
No quiero arrepentirme nunca mas
de las dudas que ayer no realicé;
de aquello que impidió mi timidez,
de los momentos que hoy quiero olvidar.
Ya no puedo volver a recordar
esas cosas que apenas si soñé,
los lugares que nunca visité,
aquello que no supe pronunciar.
Es mejor que critiquen tus errores,
porque las dudas no te contuvieron,
que ignorar el olor de algunas flores,
pues solo las mirastes desde lejos;
es mejor probar todos los sabores
aunque amarguen, sino no lo sabremos.

III
No me interesa conocer la biografía
del monarca que todo lo heredó,
y jamás a ninguno preguntó
si tanto honor del pueblo merecía.
No me interesa conocer la biografía
del que gobierna siendo un dictador,
del cardenal que tal cargo logró,
de aquellos que se aferran a la silla.
Me interesa saber la biografía
del pastor que conoce a cada cabra,
del médico que a cualquier hora del día
atiende a las familias olvidadas,
del sacerdote que reparte su comida
y a veces para él no queda nada.

II
Me gustaria aprender a valorar
lo que tiene valor en esta vida,
dos horas de cariño compartidas,
o disfrutar con un trozo de pan.
Tal vez alguna vez llegué a escuchar
que un rico a un mendigo le pedía
el hambre que aquel pobre traslucía,
al otro le faltaba su manjar.
Siempre queremos aquello que nos falta,
los ricos tener siempre apetito,
los pobres tener llena la capacha;
no es posible, así es nuestro destino,
no quita el apetito la abundancia,
sino la cantidad que hemos comido.

I
No puede ser que se equivoquen todos,
pues tal vez solo yo esté equivocado,
no premio lo que el mundo está premiando,
porque sigo buscando otros tesoros.
Enseguida pensamos en el oro,
que todos disfrutamos amasando,
el tesoro valioso sigue al lado,
sin ocultar jamás a nadie el rostro.
Y seguimos deseando la riqueza,
la riqueza que todos conocemos;
sin embargo, llamando a nuestra puerta,
hay tesoros que nadie ha descubierto;
porque no nos deslumbra su apariencia,
porque son muy valiosos y discretos.

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